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Ilustración por Cortesía de la SEDENA-Fuerza Aérea Mexicana
El General Piloto Aviador Don Antonio Cárdenas Rodríguez, fue el comandante de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, que participo a fines de la segunda guerra mundial, en el teatro de combate contra las Fuerzas Japonesas en el Oriente, (Filipinas y Formosa entre otras).
El nació en la hacienda de la Trinidad, municipio de General Cepeda, Coahuila México, el día 6 de octubre de 1903.
Gracias a la Secretaría de la Defensa Nacional y la Fuerza Aérea Mexicana, contamos en la biblioteca de nuestro Museo en la sección de escritores destacados con el libro escrito por este insigne coahuilense y mexicano titulado “MIS DOS MISIONES”; libro dedicado a la juventud mexicana, que por la importancia de su contenido transcribimos integra:
“A la juventud de mi patria, savia renovadora que apuntala el devenir de nuestro México y en cuyo anhelar inquieto se adivina todo un tesoro de promesas y esperanzas que sin duda cristalizarán fecundas, bajo la égida triunfal de esta hora constructiva que el destino nos depara.
A la juventud mexicana que, plena de entusiasmo y energías, sabe mirar de frente al porvenir y lleva en su bien puesto corazón los mejores deseos de emprender obras grandes y nobles que dignifiquen y fortalezcan el solar de sus mayores; a esa juventud bravía que siente dentro de sí la fuerza de su propio destino y que consciente de su responsabilidad social, sabe luchar por ideales, pese a mezquinas resistencias de intereses creados.
A ella envió esta sencilla recopilación de observaciones hechas a través de mi modesta carrera de soldado”.
En este libro describe y narra todas las peripecias que le toco vivir al participar como observador militar en los ataques aéreos efectuados sobre el frente Italiano y Africano contra las potencias del eje nazi fascista.
Al igual que toda la acción aérea contra los japoneses en el oriente.
Es una obra que la juventud estudiosa de los niveles de primaria, secundaria y superior deberían de conocer; para no vanagloriar la guerra, que conlleva muchos sufrimientos para las poblaciones contendientes.
Esperamos pronto, contar también con otra de sus obras denominada; “Alas sobre América” donde narra su experiencia como embajador de buena voluntad en el continente americano.
Falleció en la ciudad de México el 4 de julio de 1969.
Continuará…
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Ilustración formulada por nosotros con imagen de nuestra propiedad, con la que seguimos conmemorando el CENTENARIO DE LA VICTORIA MILITAR MEXICANA, sobre el ejèrcito invasor ESTADOUNIDENSE.
Esta acción bélica ocurrió en el CARRIZAL, CHIHUAHUA el 21 de Junio de 1916 hace màs de 100 años.
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Publicado anteriormente por Vìctor Garcìa el 18 de Julio de 2012
Como parte de los festejos en honor del Presidente de México Francisco Ygnacio Madero González, quién fue protagonista de la incipiente aviación mexicana y mundial al haber sido el primer mandatario en funciones de todo el mundo en volar como pasajero el 30 de noviembre de 1911 y por ser el precursor e iniciador de las Fuerzas Aéreas Militares Mexicanas.
Puso a disposición del ejército mexicano dos aviones tipo Bleriot XI para que ayudaran a someter al insurrecto Pascual Orozco y que oficial y públicamente fueron exhibidos el 01 de agosto de 1912como se comprueba con material fotográfico que al respecto se tiene y del Decreto en que el Congreso de la Unión de la República Mexicana lo autoriza para conformar una Unidad de Observación Aérea Militar.
Con tal fin estamos recordando a grandes y destacadas figuras de la aviación civil y militar de todo el mundo.
El día de ayer en este mismo Blog ya incluimos al “AS” de “Aces” al militar alemán Erich Hartmann.
Y el día de hoy ponemos a su consideración a otro de los grandes guerreros del aire como es el japones SABURO SAKAI.
Agradecemos la cortesía de Wikipedia el poder incluir su liga de contacto y poder utilizar la foto que ilustra este artículo, que tiene únicamente el fin de difundir la cultura sin fines de lucro.
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pero el avión a 18,000 pies de altura, con sólo dos
motores funcionando a 120 millas por hora,
todas las circunstancias en ese momento
nos indicaban que el avión no podría mantener la velocidad
y la altura requerida para poder escapar,
sin embargo, aún así, se logró ir bajando el avión
poco a poco hasta los 8,000 pies,
a ésa altura ya podíamos quitarnos las mascarillas del oxígeno,
a los 20 minutos, los motores uno y dos se estaban sobrecalentando,
en eso me habló Hank, “Alex y Jak, vengan a la cabina”
me salí de mi torre y pasé a un lado del bombardero
Jeff y al lado de Frank el navegante
y me metí casi en la franja roja, en eso llegó Jack y nos preguntó.
¿como ven las temperaturas,
podremos continuar hasta Inglaterra “o no”?
los dos coincidimos en que no se podía seguir volando así
por que iban a explotar los motores con ésa presión.
A hank le sugerimos bajara la potencia
del manifold de 38 pulgadas a 32,
para enfriar las cabezas y los cilindros
y bajar así las revoluciones de los motores de 2,400 a 2,000
abriendo los Cow Flaps
Hank tubo que preguntarle a Frank,
nuestro navegante,
que tan lejos estaba Suecia,
Frank, dijo como a 30 minutos y que
era la mejor opción,
así es que le digo a Hank,
toma 030 grados y así lo hizo y fue cuando
vimos el mar Báltico,
pero pasamos por sobre la Base Naval de submarinos de Kiel y
empezaron a tirarnos y enviaron aviones de caza contra nosotros.
En eso grita Cliford de la cola:
“Cazas a las 9 altos, FW 190”,
así que Jak y yo corrimos a nuestras torres,
inmediatamente giré mi torre a la izquierda,
pero no daba los 90 grados,
así que no pude disparar.
En eso dice Clifford: “vienen 4 ME 109s cazas por atrás a las 6”,
están tan cerca que inclusive les veo las caras a los pilotos,
en eso disparan y le pegan
al motor número uno
y el avión entró en barrena,
Hank lo controló y dijo:
“este avión no vuela con un sólo motor,
así es que brinquen en paracaídas”
y sonó el timbre de emergencia,
que cuando suena, dejas lo que estés haciendo y brincas.
Salí de mi torre y me encontré con Jeff y Frank,
que estaban abriendo la puerta de emergencia,
que vienen siendo las puertas de la rueda de la nariz
y volteamos a vernos y les grité “brinquen”,
Jeff salió primero, luego Frank e inmediatamente yo.
Nos habían instruido,
que no abriéramos el paracaídas muy alto,
por la falta de oxigeno, la baja temperatura
y que si lo abres alto eres además blanco fácil para todas las armas
de fuego, que hay en tierra.
Al salir del avión empecé a echar maromas
por los efectos del aire y extendí mis brazos y piernas
y con las manos aprendí a controlar mi cuerpo en el aire,
así es que adquirí una posición de semi-acostado
de 45 grados de ángulo y así vi el suelo, las casitas
y enseguida esas casitas se empezaron a hacer grandes
y vi a la gente en las calles y fue cuando dije:
“ya es tiempo de abrirlo y jalé el ripcord
y fueron sólo unos segundos,
pero no veía que saliera el paracaídas,
e iba a empezar a sacarlo
con las manos cuando se desenredó
y se fue el paracaídas inicial lejos jalando el
paracaídas principal
y ¿ZAZ! Un jaloncito fuerte y vi el paracaídas abierto.
Me alegré de ver que estaba vivo
y con esperanzas de caer sin problemas.
Se oye el ruido o zumbido del aire
y luego escuche ¡PAC!, ¡PAC!,
volví la mirada al paracaídas
y vi los agujeros que habían dejado las balas en el mismo,
si el ruido, que escuchaba,
eran los impactos de las balas
y dije: “me están disparando desde abajo”,
recordé las instrucciones,
de cuando esto llegara a suceder,
principiar a columpiar el paracaídas,
de lado a lado, para que sea más difícil que le peguen a uno un tiro.
Vi la tierra de nuevo
e iba a caer sobre un bosque,
así que para no quedar como paleta ensartado,
principié a jalar las cuerdas del paracaídas,
primero a la derecha y luego a la izquierda
y así logré zigzaguear,
para que no me pegaran.
Luego vi un río angosto a lado del bosque
y un llano más allá,
así que jalé las cuerdas de tal manera que me deslizara hacia el llano
y luego tuve que detener el columpeo para caer vertical
y apenas alcancé a pasar los árboles, el río y caí
en un sembrado de trigo y me enterré hasta las espinillas.
Inmediatamente salí a un terreno llano bastante fuerte,
pues es como si uno brincara desde un segundo piso.
Inmediatamente junté mi paracaídas en una bola, lo escondí
bajo unos matorrales, saqué mi brújula y la pistola 0.45 cortándole cartucho.
Era el domingo 18 de junio de 1944 a las 11.00 a. m. (9.00)
cuando estaba ya en territorio alemán.
Viendo mi brújula y reloj y recordé que al venir cayendo,
vi que al lado poniente del río Elba,
había un arroyo paralelo,
así que me encaminé hacia el norte,
para dar con el mar Báltico,
para tratar de robarme una lancha e irme a Suecia.
Me encontré con el arroyo de
unos dos metros de profundidad
y pensé que sería más seguro,
correr dentro de él,
por que así no te vez al ras de la tierra,
me quité las botas de piel de borrega y las sandalias eléctricas
y me puse los zapatos altos que traía amarrados al paracaídas,
para iniciar mi caminata por el arroyo
y empecé a correr para salirme lo más pronto posible del área
donde caí en el paracaídas.
Iba corriendo,
cuando escuché una voz fuerte que gritó “HALT”
y levanté la vista y era un agricultor alemán,
como un menonita, con su pantalón de pechera y tirantes,
con un “trinche” para la paja,
que me lo estaba aventando, así es que levanté la .45
y le disparé un balazo en el corazón
y cayó muerto inmediatamente a mis pies.
Me arranque corriendo otra vez,
por que no sabía si el hombre este traía compañeros,
llegué por el arroyo a un puente alto de madera atravesada
y allí me escondí lo más pegado posible a la base de la pared,
del puente, oía los pasos de la gente
que pasaba por el puente, por 10 minutos
esperé sin escuchar nada de voces,
luego empezaron a acercarse soldados buscándome y
oía los gritos de la gente y ladridos de perros,
el corazón se me salía del susto y le pedía
a Dios “Señor, hazme invisible,
que no me vean”,
recordé, que nos informaron en G-2 (inteligencia Inglesa)
que si te encontraban con arma te podían matar y decir
que trate de defenderme,
así es que escondí mi pistola bajo unas yerbas a que no se notara,
de rato escuché los pasos de varios hombres detrás de mí,
estaba en ése momento yo en cuclillas agachado
cuando sentí un piquete fuerte en el trasero
y vi a los soldados apuntándome con sus rifles
y el sargento me gritó ¡ RAUS MITT YOU!
y me hizo señas para que saliera,
fué cuando me di cuenta
de que me había picado con la bayoneta de su rifle.
Lo bueno es que yo había ya escondido la pistola y la funda,
precisamente antes de que me capturaran.
Pensé
“si son dos o tres,
me la juego,
pero si son más..... me rindo”
Desde abajo del puente,
se veían muchas botas negras
y cuando salí,
vi que eran unos ocho o diez,
más, que los cartuchos que traía en mi pistola,
así es que levanté las manos en alto
y salí y luego me revisaron todo el cuerpo,
buscando alguna arma.
Eran seis soldados del ejercito
y dos de la GESTAPO con sus uniformes negros estos últimos
y el sargento uno de los más altos me preguntó gritando:
“Du bist Amerikanish or inglandish”,
“Américan”, le contesté;
que tal si le contesto que era mexicano,
en que lío me hubiera metido.
“Du bist deparachuten”
me tiró una cachetada la cual evadí
y me tiró otras dos más,
las cuáles también evadí
¿donde está el paracaídas?
Y le empecé a señalar donde,
pero luego me acordé del muertito del arroyo
y le señalé más a la izquierda
y gritó e indicó con la mano que caminara
y “marchen”
y a marchar, señor, todos con sus rifles y bayonetas caladas,
íbamos otra vez a donde
había matado al agricultor,
cuando vi que de ése rumbo
venía un grupo de hombres y
mujeres gritando con picos,
machetes y palos.
En eso llegan seis soldados y dos oficiales
de la fuerza aérea alemana en sus uniformes gris-azul
y el capitán y el teniente les dijeron
a los soldados, que ellos se hacían cargo de mí.”
(Esta es la Parte de la acción de guerra aérea; lo que posteriormente narra es su
experiencia como prisionero y finalmente su rescate).
CONTINUARÁ...
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