miércoles, 29 de octubre de 2014

Mi Participación en la 2a. Guerra Mundial...







El día de hoy queremos recordar a nuestro amigo y colaborador el CAP ALEJANDRO CÁRDENAS CARRANZA (ya fallecido 26-Agosto- 2009)

Como lo hemos venido haciendo cada año, con la narración directa que nos hizo el favor de regalarnos de su experiencia como guerrero que luchó contra las fuerzas de la Alemania Nazi.

Para esta ocasión, entresacamos de su expediente composición pictórica que realizamos en esta Institución con una de las fotos de la segunda guerra mundial que nos regaló y con la cual se realizó esta composición que incluye foto de él; que apareció hace varios años en el periódico regional EL SIGLO DE TORREÓN, a quién también damos las gracias por la oportunidad de utilizar su material con fines de investigación y sin afán de lucro.

Enseguida parte de la narración de este inolvidable Guerrero, a quien tuvimos la oportunidad de conocer y de cultivar su amistad y escuchar en muchas ocasiones sus anécdotas y peripecias durante la guerra y de su estancia en Alemania como Prisionero de Guerra.


Mi participación en la Segunda Guerra Mundial:

INTRODUCCIÓN

NOTA.- Víctor M. García R. tuvo la oportunidad de conocer al Capitán, Alejandro Cárdenas Carranza, cuando como cliente este último visitaba las Oficinas de Banco Nacional de México.

Dónde Víctor García se desempeñaba como funcionario de dicha institución bancaria, en la ciudad de Torreón, Coahuila (México) 

Donde laboró por mas de 20 años hasta fines de 1988 y posteriormente lo llegó a invitar a varios de sus programas de Televisión en XHIA-TV2 también de esta ciudad del norte de México donde colaboró por aproximadamente 10 años, hasta aproximadamente 1995/96.

Así nuestros contactos siguieron siendo ocasionales y a raíz de la formación del proyecto para el Museo Nacional de la Aviación y el Espacio, la Ciencia y la Tecnología en el año 2000.

Volvimos a tener algunas entrevistas nuevamente recibiendo de él orientaciones para la formación del citado museo, siendo en el año de 2006, cuando regalo alguna indumentaria de piloto de su propiedad para que formara parte del museo, misma que actualmente se encuentra dentro del mismo

Y en una de esas visitas a su casa donde gentilmente fuimos atendidos tanto por él como por su fina y distinguida esposa, también nos obsequió los originales de sus memorias que estaba escribiendo de su participación en la segunda guerra mundial y que se modificó ligeramente en sus expresiones de acuerdo a sus dictado y que fielmente se reproduce, mismo que fue escuchado y corregido directamente por él, en consideración a que se pretendía  ayudarlo a terminar y corregir el texto para un libro que pensaba publicar con sus memorias y que finalmente logró concluir con el apoyo de sus familiares.

El texto incompleto que estamos presentando, se quedó así en virtud de que ya no se continuó con este trabajo.

Sin embargo con la autorización telefónica de su gentil esposa la Señora Estela Sáenz Larriva; en nuestro museo y nuestra portada electrónica hemos decidido rendirle póstumo homenaje, publicando la parte de la acción de guerra aérea donde él participó y en la que su avión fue derribado.

Y que se narra en este texto incompleto tal y como el lo dictó y lo corrigió y dejó.

Pero que en lo medular habla y narra sus vivencias como participante el la acción bélica mas grande, que fue la segunda guerra mundial.

Probablemente, más adelante podamos aportar sus vivencias como prisionero de guerra en los campos de concentraciones nazis, sacados estos datos también de sus manuscritos originales, que nos fueron obsequiados.     








En el año de......... entré a la universidad de Corpus Cristi, Texas en Estados Unidos de Norteamérica... (Espacio que dejó pendiente de dictar)

Nuevamente nos pusieron más exámenes de todas las materias de lunes a viernes, y el  sábado nos llamaron, para darnos los resultados.

Inició el teniente, junto con su sargento, a llamar nombres, como unos 50, enseguida llamó unos 30 y mi nombre no apareció y creí que no había pasado los exámenes, pero el teniente, dijo, el grupo grande de 50 se para a mi izquierda y van a infantería.

El grupo de 30 se para a mi derecha, y van a paracaidistas, y el grupo chico van a la fuerza aérea.

A mi, me sorprendió mucho, por que creí que me pondrían en ingeniería, y fui a reclamarle a teniente; Diciéndole que yo no conocía los aviones, y me dijo, aquí te enseñamos.

Pasó un camión y a los 15 nos subieron al camión y nos llevaron a Fort Sam Houston, y de ahí  a la base aérea Randolph Field donde nos pusieron una litera como cama.

Nos acomodaron en una barraca, donde había 50 literas que acomodaban 10 hombres en cada una, colgamos nuestros uniformes, camisas, corbatas y chamarras de vuelo, en un colgadero caja, donde podíamos acomodar nuestra ropa interior, calcetines y cosas personales.

El sargento nos llamó a pasar lista frente a la barraca, y nos informó que teníamos que pasar a operaciones de vuelo, en el auditorio y al entrar el coronel comandante de la base, grito el sargento ¡atención!, firmes, y todos nos paramos. Nos dio la bienvenida a la fuerza aérea, y nos informó que nos iban a dar unos exámenes para asignarnos nuestras responsabilidades y que teníamos que levantarnos a las 6.00 horas, para hacer una hora de calistenia, luego de darnos una rápido baño, pasaríamos al Mess Hall, que era el comedor de almorzar y a las 8.00 horas, nos enviaron a clase de lo que es la disciplina militar, desde enseñarnos a como marchar y como saludar militarmente, con la mano derecha sobre la ceja derecha.  
Me enviaron a Goldsboro, N.C., a tomar un curso de mecánica de aviación, luego me enviaron a St. Petersburgo y Panamá, Florida; a tomar un curso de artillería aérea, volando en diferentes aviones y disparando a una lonas blancas tiradas por un avión, que pasaba a nuestro lado en diferentes ángulos, para que nosotros le disparáramos cada artillero, tenía diferente color de bala, que al pegarle a la lona quedaba pintado el color, y así podernos calificar. 

Al terminar este curso me enviaron  a San Diego, Cal., a tomar un curso de Ingeniero de vuelo.
  
Hicimos prácticas de vuelo en bombarderos medianos, como el A-20, B-25, B-26, de ahí me enviaron a Salt Lake City, UTA., dónde me asignaron a bombarderos pesados, como el B-24 y el B-17, fortalezas aéreas de cuatro motores  

Luego de graduarnos nos enviaron a Topeka, Kansas, donde nos reunimos cientos de muchachos y Operaciones de Vuelo, fue seleccionando en tripulaciones de 10 personas. A mi me toco con el teniente Henry H. Northrop, como comandante y Dee Buttler de Co-piloto y el resto éramos ingenieros de vuelo y artilleros, radio operador, navegante, bombardeador, Jack Flauger torre superior, yo torre nariz, Lawrence Deán, radio operador y artillero de lado, Joe Risko, artillero de lado, Jack González artillero de panza, Charles Cliford, artillero de lado, a  continuación recibimos un bombardero nuevo de cuatro motores B-24 H. una vez  que ya teníamos  formada nuestra tripulación. 

En esta población de Topeka, Kansas conocí a una muchacha muy guapa, en el club de oficiales, de nombre Lilian Staab, de descendencia alemana, ella y su familia me apreciaban mucho, igual que yo a ellos, me la pasé muy contento con su compañía. Los domingos después de la iglesia nos íbamos a un pick-nick, en grupos de 10 a 15 muchachos.  

En su iglesia bautista fue cuando por primera vez sentí al espíritu santo de Dios, que empezó a actuar en mi corazón, viendo que tantos enfermos sanaban de sus enfermedades con la pura oración, y fue cuando a mi me llamó la atención de leer la Biblia. 

El ministro que era el hermano Roloff nos decía, yo no sano, el que sana es el Señor, de acuerdo con tu fe.

Tenía un grupito que oraba por los enfermos y me tocó ver muchos milagros, y fue ahí cuando aprendí a orar por los enfermos físicos y espirituales, a como hablar orando por los enfermos, llevándoles siempre el amor de Dios, aumentando su confianza y  fe en el creador.

Con el avión nuevo que recibimos realizamos varios vuelos por todo Estados Unidos. Después de todo el entrenamiento que nos dieron, estábamos listos para el combate. 

De Topeka, Kansas, nos asignaron al frente de batalla europeo (ETO.) 

Volamos a Manchester, New Hampshire, al norte de Nueva York, para que prepararan el avión con tanques de combustible auxiliares, para poder volar grandes distancias. Al tercer día, salimos de Manchester a Goose Bay, Labrador y fue para mí un espectáculo maravilloso, por que todo era nieve y hielo. Dormimos en Goose Bay y al día siguiente salimos, con el avión lleno de combustible para Rayj kavik, Islandia, que fue un vuelo bastante largo. 

En esta población, fuimos al PX (tiendas completas de todo solo para militares) al ver a las muchachas civiles que trabajaban de empleadas y pedíamos leche malteada y un pastelito a la mode.


Joe Risko y yo siempre andábamos juntos, pues llegamos a ser muy buenos amigos Al día siguiente salimos a Belfast, Irlanda, que también fue un largo vuelo, nos recibió el comandante de la base, con unas 20 muchachas del servicio militar de la RAF (Royal Air Force).


Al día siguiente las muchachas de la RAF, nos dieron  un banquete, con música para que pudiéramos bailar, me toco conocer a Mildred, unamuchacha irlandesa, preciosa, alta de pelo negro y ojos azules.

Al tercer día salimos de Belfast, en un avión carguero a Stone, Inglaterra, en dónde ya nos incorporaron a la 8th. Air Force, (octava fuerza aérea de Estados Unidos) grupo de bombarderos pesados 458 y el escuadrón 754. 

Al día siguiente nos ordenaron presentarnos a Operaciones de Vuelo, a las 10.00 A. M., para que conociéramos personalmente al comandante Coronel Jim Isbell y al sub-comandante Mayor Hinkley;  éramos 80 tripulaciones de 10 hombres cada una ó sean 800 hombres, que acabábamos de cruzar el atlántico.


A las 10.00 en punto entró el comandante de la Base y escuchamos la orden de “firmes” del Mayor Hinkley y todos nos levantamos en posición firme. 

El comandante era el Coronel Jim Isbell de unos 35 años y entrando nos ordenó, “descanso”.

El Coronel Jim Isbell,  había terminado dos giras de combate de 25 misiones cada una, que era extraordinario.

Enseguida el Coronel nos dijo, hoy serán ustedes integrados a este escuadrón y grupo, del cual yo soy el comandante, la mayor parte de ustedes creen que son los mejores aviadores del mundo, ¿verdad?, pues quiero informarles que para volar en combate, son unos “ineptos” y todos nos disgustamos.

Después de darnos la bienvenida e informarnos de la cantidad de bajas que tenía el escuadrón e informarnos las diferentes tácticas de ataque que tenía la LUFTWAFFE, nos ordenó presentarnos a Operaciones de Vuelo, con todo el equipo y nos asignaría un avión a cada tripulación.


Salimos todos enfadados a las barracas para ponernos los trajes de vuelo y unos camiones nos transportaron a la rampa de vuelo.

Despegó el primero y estuvo volando sobre la Base, hasta que todos despegamos, nos ordenó unirnos a él en formación de “v” y empezó a llamarnos la atención por volar con una formación abierta, o sea separados unos de otros unos 10 metros.


Comenzó a gritar, número 3, arrima tu ala más cerca de la mía, número 6, arrímate más, número 10 mete ésa ala, más cerca y así nos trajo por dos horas, hasta que  nos ordeno regresar a la Base y a Operaciones de Vuelo.


Ahí nos informó de por que la razón de volar tan pegados en formación.


Dijo que cuando la formación es cerrada, los aviones enemigos no pueden pasar y la fuerza demoledora de todas las ametralladoras de los 25 aviones de un escuadrón van a dar directamente al atacante, que se desintegra en el aire, además, al soltar las bombas todos al mismo tiempo, cubren una extensa área y destrozan toda el área de impacto.


Los trajes de vuelo en ése tiempo eran de piel de color café oscuro, con borrega por dentro, se incluía, gorra, pantalón y botas.

Como a la altura a que volábamos de 20,000 pies había una temperatura exterior de menos 20 grados, nos podía ocasionar congelamiento de la parte expuesta al exterior; al mes ordenaron trajes eléctricos, que fue nuestra salvación del frío.

Los trajes de piel eran tan pesados y bromosos que era difícil caminar con ellos, además de ponernos el paracaídas arriba y luego el chaleco contra-balas, era pesado y difícil caminar.

Nos ordenó el comandante, nuevamente presentarnos a Operaciones de Vuelo, con todo el equipo, listos para volar; pasó el camión por nosotros, Hank nos ordenó cargar 800 galones de combustible, así que Jack y yo cargamos el combustible, él checaba los dos motores del lado derecho y yo los del lado izquierdo.

Revisamos las bayonetas de aceite de cada motor y le agregamos según lo que necesitara, enseguida revisábamos las ametralladoras en su funcionamiento y ponerle las carrilleras de 50 cartuchos a cada una.

Ordenó Hank que todos nos acomodáramos en nuestra posición, listos para salir; como yo tenía la torre de nariz, tenía una vista panorámica, veía la primera luz de bengala, que salía de la torre de control, señal, para que arrancáramos los primeros motores, que eran los dos del centro ó sean  el 2 y el 3, para  iniciar el carreteo, hacia la pista.

El Coronel dice “vámonos” y arranca, al llegar al final de la pista, sale el segundo, y así sucesivamente, hasta que despega el último ó sea el número 25 del escuadrón.

Nosotros teníamos el lugar número 15, una vez todos en posición salíamos a practicar la formación bien cerrada, separándonos unos dos metros de un avión a otro.

Al terminar la práctica, corríamos a la barraca a cambiarnos y bañarnos para ir al pueblo, que era Norwich, a conocer muchachas e ir al cine o a un pick nick.

El cambio monetario inglés fue un poco difícil para nosotros, por que $3.25 dlls. Us. Cy. eran necesarios para  adquirir una libra esterlina.

Existía un celo entre los soldados ingleses y nosotros, pues nosotros ganábamos más que ellos.

Los ingleses llevaban a las muchachas a un pub a tomar una cerveza y tirar dardos al blanco, mientras que nosotros las llevábamos a un buen restaurante a que comieran su filete acompañado con una botella de vino.
Después de un baile, siempre teníamos pleitos con ellos y nos gritaban “Yanke go home”.

Sabíamos que se aproximaba la invasión de Francia, por que veíamos cantidad de tanques y cañones que traían de Estados Unidos y los bajaban en nuestra Base.

Era el primero de junio del 44 y el tiempo estaba muy mal, completamente cerrado con excesiva lluvia.

El comandante supremo era el general Eisenhower, quién estaba deteniendo la invasión de Normandía, Francia, por el mal tiempo, hasta que el día 5 en la tarde empezó a mejorar.

Todos nosotros estuvimos acuartelados en nuestra Base.

El día 6 nos levantaron a las 04.30 a. m. 

Para prepararnos para la invasión, pero a nosotros no nos tocó, ése día “D”, ése día a nosotros nos asignaron bombardear y destruir los depósitos de municiones y cohetes en Abiville, Francia, nosotros vimos como explotaban los edificios y bodegas de explosivos de los alemanes, dónde estos  tenían la base de cohetes V1 y V2, que enviaban a Londres, devastando gran parte de la ciudad.


El detalle de cómo iniciamos ese día, fue  así:
Estábamos ya en la sala de Operaciones de Vuelo, cuando entró el Comandante con el Mayor Hinkley y el sub-comandante grito. Atención y todos nos pusimos de pie y firmes y luego dijo descansen y enseguida nos sentamos, se corrió la cortina que tapaba el mapa de Europa y con un listón rojo, se marcaba la ruta al objetivo, que en este famoso “Dia D” del 06 de junio de 1944 marcaba la invasión de Normandia, Francia.


Fue un espectáculo maravilloso, que nunca se volverá a ver, miles de botes, grandes, medianos y pequeños, yates, lanchas de motor y miles de hombres a bordo de cada uno de ellos, al volar nosotros sobre el Canal de la Mancha.

Vimos en detalle el desembarco de soldados, tanques, camiones, comandos, jeeps sobre las playas de Normandia y se veían los cañonazos de los alemanes explotando sobre los botes y la lumbre que salía de los cañones de cada barco destructor y se veían donde explotaban  en la costa sobre los alemanes y pensé, que bueno que ando acá arriba, cuando ¡PUM! Explotan los proyectiles que nos tiraban los alemanes y se veía una explosión y luego un polvito negro, que es el proyectil expandiendo cientos de pedazos de metal en todas direcciones y a eso llamábamos “FIAK”, que fue lo que más derribó aviones americanos e ingleses, en ése día se contabilizaron más de 60 aviones americanos con 600 hombres a bordo, desde luego también contribuyeron al derribo los aviones cazas alemanes ME-109G y los FW-190, nuestro objetivo, como lo hemos mencionado antes era Abiville, en Francia.


Para mi fue una experiencia inolvidable, por que ése día fue nuestro primer vuelo de combate.

Repito, fue para nosotros una gran impresión ver aquel poderío avanzando hacia Francia, cientos de barcos de todo tamaño y potencia con cientos de hombres a bordo, desembarcando en las playas de Normandía; veíamos los fuegos de los cañones alemanes, tierra adentro, disparando a las playas de la invasión y barcos desembarcando todo tipo de material bélico, como estallaban y se destruía a algunos de ellos, al igual que los soldados de combate, bajando de las barcazas y tratando de conquistar un pedazo de terreno.

Así fue como fueron avanzando tierra adentro, con muchas pérdidas, pero lograron establecer fuertes de combate o cabezas de playa.

Se veía también como los destructores navales disparaban desde el mar a tierra y como explotaban los depósitos de pólvora y municiones.

Veía desde lo alto infinidad de soldados muertos en tierra, pensé, que bueno que ando acá arriba, pero de pronto empezaron a explotar el “flak”, disparado por cañones antiaéreos, que averiaron a varios de nuestros aviones, el de nosotros tenía varios impactos de bala, lo que nos alegró bastante es haber salido ilesos de esta misión.

Ya en combate, todos teníamos miedo, pero era una misión que teníamos que hacer, el frío de menos 20 grados a la altura que volábamos, nos formaba hielo en la máscara de oxígeno, pues yo me levantaba la máscara de la cara para sacar el sudor y se convertía en cristales de hielo sobre mi pecho y mi compañero Joe Risko se le congelo parte de la cara y lo internaron en el hospital, por ésa razón él no iba con nosotros en las siguientes misiones.

Cuando entrábamos en la zona de combate, desconectaba el traje eléctrico, por que con la tensión y el miedo sudábamos y podía congelarse la parte del cuerpo a la intemperie.

Regresamos del primer vuelo de combate, asustados y ya en la base, el comandante tenía preparado un cóctel, de copas de coñac, champagne y wisky, para relajarnos un poco distribuidas por muchachas de la WAFS muy guapas y de ahí pasarnos a Operaciones, donde el “G2” (inteligencia) nos esperaba, para interrogarnos.

Les dijimos que habíamos destruido la base de los cohetes V-1 y V-2, para que ese día ellos revelaran las fotos que tomaban los fotógrafos oficiales del grupo que eran Clark Gable y Tirone Powers, que después fueron artistas famosos de cine; Clark Gable hizo la película “Lo que el viento se llevó”.

Después de despedirnos del “G-2”, volvimos a nuestras barracas a bañarnos y cambiarnos y pedir permiso para ir a Norwich, a ver a las muchachas.

Yo tenía una amiguita Mildred, alta, rubia muy bonita y era la que me llevaba al centro a conocer Norwich. Joe Risko y yo éramos muy buenos amigos y siempre andábamos juntos, el era el artillero principal y accionaba una de las ametralladoras del lado trasero del avión. 

Mildred me invitaba a su casa a conocer a sus padres y hermanos y algunas veces a comer, ellos estaban muy limitados de todo, aunque eran familias acomodadas y cultas, les faltaba comida, leche, pan, pues todos los comestibles nos los daban a las bases aéreas y terrestres para alimentar a tanto militar, pues teníamos invadida toda Inglaterra, Escocia e irlanda.  

Yo quería terminar mis 25 misiones lo más pronto posible, para regresar a mi casa con mis padres y hermanos. 

El día 12 de Junio llegó y fue mi segunda misión de combate, toda la excitación de nuevo también nos despertaron a las 4.30 horas y ordenaron que nos preparáramos para salir en vuelo de combate, me levante rápidamente, tendí mi cama, me di un regaderazo, rasuré y me puse el traje de combate, salimos de la barraca rápidamente y nos fuimos a almorzar, al ir pasando por la línea con mi charola para que me sirvieran los cocineros, vi. a uno que parecía mexicano, le llamé y le hablé en español y se sorprendió mucho que fuera yo mexicano, nos hicimos amigos y le dije: “por que no me preparas unos huevitos rancheros con frijolitos y mucho chile y “si” dijo Joe, como así se llamaba, ahorita mismo te los preparo, al rato me llamó y fui a recoger mi platote de huevos rancheros, estaban  bien picosos y los compañeros alrededor intrigados, me pidieron una probadita y cuando lo probaron, lo escupieron todo haciendo una alharaca, buscándose aire con la boca, tomando mucho agua y me dicen, como puedes comer eso tan “HOT” caliente y picoso, así Joe, me atendía en las comidas, con abundante chile, de ahí nos fuimos a Operaciones. 

Todos estábamos nerviosos por que no sabíamos que objetivo íbamos a bombardear y muchos de los muchachos fumaban y tomaban café, esperando que entrara el comandante Cuando éste entró, el Mayor Hinkley, ordenó “atención” y todos nos pusimos de pie y firmes, luego el Coronel Jim Isbell, dijo “descansen” y todos nos sentamos. 

El Mayor Hinkley, corrió la cortina que cubría la pared donde estaba el mapa de Europa y se escuchó el murmullo de todos al ver la raya roja marcando la ruta de Norwich directo a Berlín. 

Sabíamos que la misión sería muy peligrosa, por que desde Hamburgo hasta Berlín estaban saturado de cañones antiaéreos, que eran los que más daños nos hacían, pues le pegaban a cualquier parte del avión y las averías presentaban una resistencia parásita, disminuyendo la velocidad y muchas veces averiando los motores como después nos paso a nosotros. 

El día 18 de Junio de 1944, fue mi tercera misión y yo quería que me pusieran una diaria, para así en 30 días regresar a mi casa, lleno de condecoraciones. 

Nos presentamos a Operaciones, a las 8.00 y se llenó el salón, muchos fumando de los nervios, en eso entro el Comandante Coronel Jim Isbell y el Mayor Hinkley y nuevamente recorrieron la cortina que tapaba el mapa de Europa la expresión de todos al unísono ¡ha!, ¡ho!, ¡hu!, al ver que el objetivo era la estación de ferrocarril de Berlín, y dijo el Comandante, muchos de ustedes posiblemente no regresen, así es que tengan sus cosas en orden. Nos informó lo importante que era destruir el objetivo, pues de ahí salían furgones llenos de armamento y personal militar. 

Nos asignaron posiciones en la formación e iniciamos el ataque con el Coronel Isabell al frente y así en formación de “V” seguimos formándonos todos los 25 aviones de nuestro escuadrón, más 25 del escuadrón 753, 25 del 755, más todos los otros aviones del resto del grupo, que en total éramos unos 100 aviones y así abandonamos la costa de Inglaterra, con rumbo a Hamburgo 

Y a unos 50 kilómetros tenían barreras con cañones antiaéreos, disparándonos, entramos a territorio alemán, entre Hamburgo y kiel, que era una base de submarinos en el Báltico y así nos dirigimos a Berlín, antes de llegar, teníamos que ir a “IP”, (initial Point), que es otro rumbo, diferente al del objetivo y esta dentro a 25 millas, ahí volteamos a la izquierda directo a la estación de ferrocarril de Berlín.

Y el líder asciende su formación unos 500 pies arriba de nosotros y así es como bombardeábamos con el líder; cuando él abría el compartimiento de bombas, todos soltábamos las bombas, pero ya sobre el objetivo, el líder se pasó (oveasbat) y ordenó girar a la  izquierda a completar el círculo de 360 grados, para volver a intentar soltar las bombas en el objetivo que se nos había indicado y todos empezamos a gritarle maldiciones y adjetivos pesados 

(Enseguida algunos comentarios intercalados y añadidos en la entrevista personal en casa del Capitán Alejandro Cárdenas Carranza, a Víctor M. García R., director de este Museo Interactivo)  

“mentadas de madre, mínimo entre otras groserías” 

y cuando ya estábamos terminando el viraje, nos pegó un cañonazo o un cohete, situación que era la que muchos de nosotros temíamos, momento que desgraciadamente y por mala suerte nos estaba tocando a nosotros en ése instante, tan dramático y cargado de desesperación, debido a que estábamos en el centro de las miras de las baterías antiaéreas y en pleno corazón del territorio enemigo.

Además de que nos estaban acechando los aviones cazas enemigos, para acabar de derribarnos, como finalmente así ocurrió y se describe mas adelante


De por si que nuestra vida en cada misión de estas colgaba de un hilo, ahora la situación se tornaba dificilísima e incierta, para cada uno de nosotros los tripulantes de este avión ahora en desgracia, que había sido alcanzado por el fuego enemigo; en esos momentos de alta tensión emocional, nuestra adrenalina estaba al máximo, por que está de por medio la sobre-vivencia, es una mezcla de miedo, incertidumbre, valor, angustia, parálisis, amnesia, recuerdos de toda índole a extrema velocidad, como que el tiempo es pesado y lento y parece increíble que uno este en esa maldita situación, si, no es un sueño ni una pesadilla, es una maldita realidad y ni modo , el destino estaba actuando y no había más remedio que afrontar esta nueva situación en el campo enemigo, en estos urgentes momentos, lo que nos salva es nuestro inconsciente, al que debemos escuchar con serenidad, para afrontar, de acuerdo a como fuimos entrenados, la vorágine de situaciones imprevistas y con escaso tiempo de maniobra para afrontarlos.

Llega el momento  en que inconscientemente piensa uno, “este no es momento para lloriqueos”  

Pero antes de esto recuerdo, el ataque feroz, de la aviación de caza alemana pues, antes de entrar a tierra Germana, al poniente de Hamburgo, escuché el grito en los audífonos de uno de los tripulantes del grupo, que dijo: 

“ cazas a las 12 altos” 

Y miré hacia el frente arriba y parecían como  moscas lo que yo calculé serían unos 50 cazas Messerschmitt 109 y Focke-Wolf 190 s, y se nos venían encima:

Atacándonos de frente y 

“Jesús” 

Que susto ver que al disparar ellos se prendían las ametralladoras de sus alas, que parecían luces.

Mi reacción fue inmediata, pues calculé nuestra velocidad y el ángulo de ataque superior de ellos y apunte adelantándole como tres aviones y apreté los dos gatillos y sentí el estruendo de las dos ametralladoras calibre 0.50, percibiendo de inmediato el olor a pólvora y 

¡ZUM! 

Pasaron como relámpago de inmediato y se oyen los gritos en la radio de varios que decían: 

“le di, le di, se va quemando” 

y momentos después, sácatelas  que empiezan a explotar las andanadas de los cañones antiaéreos a nuestro alrededor.


Corté la calefacción de mi traje por que ya estaba mojado de sudor por el susto y miedo, luego vi al frente a uno de nuestros bombarderos que le tumbaron la cola y se clavo en picada, luego a mi derecha vi explotar otro de nuestros aviones en pleno vuelo, se vio la lumbre de la explosión y luego humo negro con fragmentos de los pedazos del avión y mi corazón latía a 100 por hora, a todo lo que daba por el miedo y hasta sacudí la cabeza y me dije 

“contrólate”.


Jack Flauger que iba en la torre superior llevaba el record de la pérdida de aviones, por que podía ver los 360 grados y ya pasando Hamburgo nos faltaban seis aviones que habían sido derribados por el “Flak” y los cazas.


En eso se escucha el grito de Cliford el artillero de cola, indicando que venían los cazas en ataque  alto trasero y se oyen nuevamente y se ven las ametralladoras superiores y  traseras disparando y haciendo vibrar todo el avión.

Yo veía el fuego saliendo de las ametralladoras de la cola del avión que volaba delante de nosotros, pasando las balas por delante de nosotros y “Jesús”, que miedo, solo esperando a que pasaran  por arriba de nosotros para dispararles.


En eso sentí que la torre de Jack ubicada arriba en la parte superior de nuestro avión, que empezó a disparar y yo, en esos instantes los alcanzo a ver, pero ya en ascenso vertical y alcance a dispararles unos 25 cartuchos.

En eso estaba cuando habla Frank, el navegante y dice “I. P.” (Inicial point) ó punto inicial, es una posición a 20 millas del objetivo y de ahí toma posesión de los controles Jeff, el bombardero poniendo el objetivo en su nueva mira electrónica “Nordin” de precisión, con que recientemente habían sido equipados nuestros aviones y que después me di cuenta que los alemanes, les urgía conocerla, para contrarrestar sus destructivos efectos que les estábamos asestando.

Los cañonazos estaban tupidos y al abrir el compartimiento de bombas, vi otro avión adelante y a la izquierda, donde un cañonazo alemán le pegó en el compartimiento de bombas y explotó, quedando humo negro y pedazos y fragmentos del avión que a la vez le pegaron al avión que iba atrás de él y le arruinó dos motores y tuvo que salirse de la formación.

Todo esto ocurría, cuando estábamos ya sobre Berlín, como lo menciono anteriormente y la situación de haber errado el bombardeo del objetivo principal que era la estación ferroviaria de esta ciudad, nos obligaba a volver en circulo nuevamente sobre el objetivo, que para nuestra causa era estratégico, muy a nuestro pesar, disgusto y miedo de seguir estando en la mira de las baterías antiaéreas y de la aviación de caza enemiga.


 Y como lo narro anteriormente, en eso 

¡ZAZ!......

Un cohete o cañonazo, nos explotó entre el motor tres y cuatro dañándolos.

Se clavó el avión  a la derecha y empezó a picarse, o sea caer en barrena, pero Hank, lo saco de la picada, y aún bajo estas apremiantes circunstancias, Jeff logró dejar caer las bombas, para quitarnos peso, aunque no cayeran en el objetivo.

Que era la estación de trenes de Berlín, enseguida cerró el compartimiento de bombas  y a la vez Hank paró los motores tres y cuatro y perfiló las hélices, para que no presentaran resistencia al aire y así nos nivelamos de 21,000 pies a los 18,000 pies de altura.


Tratamos de regresar a Inglaterra, pero el avión a 18,000 pies de altura, con solo dos motores funcionando a 120 millas por hora, todas las circunstancias en ese momento nos indicaban que el avión no podría mantener la velocidad y la altura requerida para poder escapar.

Sin embargo, aún así, se logró ir bajando el avión poco a poco hasta los 8,000 pies, a ésa altura ya podíamos quitarnos las mascarillas del oxígeno, a los 20 minutos, los motores uno y dos se estaban sobrecalentando.

En eso me habló Hank, 

“Alex y Jak, vengan a la cabina” 

Me salí de mi torre y pase a un lado del bombardero Jeff y al lado de Frank el navegante y me metí casi en la franja roja, en eso llegó  Jack y nos preguntó, ¿como ven las temperaturas, podremos continuar hasta Inglaterra “o no”? los dos coincidimos en que no se podía seguir volando así por que  iban a explotar los motores con ésa presión.


A hank le sugerimos bajara la potencia del manifold de 38 pulgadas a 32, para enfriar las cabezas y los cilindros y bajar así las revoluciones de los motores de 2,400 a 2,000 abriendo los Cow Flaps


Hank tubo que preguntarle a Frank, nuestro navegante, que tan lejos estaba Suecia, Frank, dijo como a 30 minutos y que era la mejor opción, así es que le digo a Hank, toma 030 grados y así lo hizo y fue cuando vimos el mar Báltico, pero pasamos por sobre la Base Naval de submarinos de Kiel y empezaron  a tirarnos y  enviaron aviones de caza contra nosotros.


En eso grita Cliford de la cola: 

“Cazas a las 9 altos, FW 190”

Así que Jak y yo corrimos a nuestras torres, inmediatamente giré mi torre a la izquierda, pero no daba los 90 grados, así que no pude disparar.


En eso dice Clifford:

 “vienen 4 ME109s cazas por atrás a las 6”

Están tan cerca que inclusive les veo las caras a los pilotos, en eso disparan y le pegan al motor número uno y el avión entró en barrena, Hank lo controló y dijo: 

“este avión no vuela con un solo motor, así es que brinquen en paracaídas” 

Y sonó el timbre de emergencia, que cuando suena, dejas lo que estés haciendo y brincas.

Salí de mi torre y me encontré con Jeff y Frank, que estaban abriendo la puerta de emergencia, que vienen siendo las puertas de la rueda de la nariz y volteamos a vernos y les grité 

“brinquen”

Jeff salió primero, luego Frank e inmediatamente yo.

Nos habían instruido, que no abriéramos el paracaídas muy alto, por la falta de oxigeno, la baja temperatura y que si lo abres  alto eres además blanco fácil para todas las armas de fuego, que hay en tierra.

Al salir del avión empecé a echar maromas por los efectos del aire y extendí mis brazos y piernas y con las manos aprendí a controlar mi cuerpo en el aire, así es que adquirí una posición de semi-acostado de 45 grados de ángulo y así vi el suelo, las casitas y enseguida esas casitas se empezaron a hacer grandes y vi a la gente en las calles y fue cuando dije: 

“ya es tiempo de abrirlo" 

Y jalé el ripcord y fueron solo unos segundos, pero no veía que saliera el paracaídas, e iba a empezar a sacarlo con las manos cuando se desenredó y se fue el paracaídas inicial lejos jalando el paracaídas principal y 

¡ZAZ!  

Un jaloncito fuerte y vi el paracaídas abierto.


Me alegré de ver que estaba vivo y con esperanzas de caer sin problemas.


Se oye el ruido o zumbido del aire y luego escuche

¡PAC!, ¡PAC!

Volví la mirada al paracaídas y vi los agujeros que habían dejado las balas en el mismo, si el ruido, que escuchaba, eran los impactos de las balas y dije: 

“me están disparando desde abajo”

Recordé las instrucciones, de cuando esto llegara a suceder, principiar a columpiar el paracaídas, de lado a lado, para que sea más difícil que le peguen a uno un tiro.

Vi la tierra de nuevo e iba a caer sobre un bosque, así que para no quedar como paleta ensartado, principié a jalar las cuerdas del paracaídas, primero a la derecha y luego a la izquierda y así logré zigzaguear, para que no me pegaran.

Luego vi un río angosto a lado del bosque y un llano más allá, así que jale las cuerdas de tal manera que me deslizara hacia el llano y luego tuve que detener el columpeo para caer vertical y apenas alcancé a pasar los árboles, el río  y caí en un sembrado de trigo y me enterré hasta las espinillas. Inmediatamente salí a  un terreno llano bastante fuerte, pues es como si uno brincara desde un segundo piso.

Inmediatamente junté mi paracaídas en una bola, lo escondí bajo unos matorrales, saqué mi brújula y la pistola 0.45 cortándole cartucho.

Era el domingo 18 de junio de 1944 a las 11.00 a. m.,  (9.00) cuando estaba ya en territorio alemán.

Viendo mi brújula y reloj y recordé que al venir cayendo, vi que al lado poniente del río Elba, había un arroyo paralelo, así que  me encaminé hacia el norte, para dar con el mar Báltico, para tratar de robarme una lancha e irme a Suecia.

Me encontré con el  arroyo de unos dos metros de profundidad y pensé que sería mas seguro, correr dentro de él, por que así no  te vez al raz de la tierra, me quité las botas de piel de borrega y las sandalias eléctricas y me puse los zapatos altos que traía amarrados al paracaídas, para iniciar mi caminata por el arroyo y empecé a correr para salirme lo más pronto posible del área donde caí en el paracaídas.

Iba corriendo, cuando escuché una voz fuerte que gritó 

“HALT” 

Y levanté la vista y era un agricultor alemán, como un menonita, con su pantalón de pechera y tirantes, con un “trinche” para la paja, que me lo estaba aventando, así es que levanté la .45  y le disparé un balazo en el corazón y cayó muerto inmediatamente a mis pies.


Me arranque corriendo otra vez, por que no sabía si el hombre este traía compañeros, llegué por el arroyo a un puente alto de madera atravesada y allí me escondí lo más pegado posible a la base de la pared, del puente, oía los pasos de la gente que pasaba por el puente, por 10 minutos esperé sin escuchar nada de voces. 

Luego empezaron a acercarse soldados buscándome  y  oía los gritos de la gente y ladridos de perros, el corazón se me salía del susto y le pedía a Dios 

“Señor, hazme invisible, que no me vean”

Recordé, que nos informaron  en G-2 (inteligencia Inglesa) que si te encontraban con arma te podían matar y decir que trate de defenderme, así  es que escondí mi pistola bajo unas yerbas a que no se notara, de  rato escuché los pasos de varios hombres detrás  de mí, estaba en ése momento yo en cuclillas agachado cuando sentí un piquete fuerte en el trasero y vi a los soldados apuntándome con sus rifles y el sargento me  gritó 

¡RAUS MITT YOU!  

Y me hizo señas para que saliera, fue cuando me di cuenta de que me había picado con la bayoneta de su rifle.

Lo bueno es que yo había ya escondido la pistola y la funda, precisamente antes de que me capturaran.

Pensé 

“si son dos o tres, me la juego, pero si son más..... me rindo”


Desde abajo del puente, se veían muchas botas negras y cuando salí, vi que eran unos ocho o diez, más, que los cartuchos que traía en mi pistola, así es que levanté las manos en alto y salí y luego me revisaron todo el cuerpo, buscando alguna arma.


Eran seis soldados del ejercito y dos de la GESTAPO con sus uniformes negros estos últimos y el sargento uno de los más altos me preguntó gritando: 

“Du bist Amerikanish or inglandish” 

“Américan” le contesté.

Que tal si le contesto que era mexicano, en que lío me hubiera metido.

“Du bist deparachuten” 

Me tiró una cachetada la cual evadí y me tiro otras dos más, las cuáles también evadí 

¿donde está el paracaídas? 

Y le empecé a señalar donde, pero luego me acordé del muertito del arroyo y le señalé más a la izquierda y gritó e indicó con la mano que caminara y  “marchen” y a marchar, señor, todos con sus rifles y bayonetas caladas, íbamos  otra vez a donde había matado al agricultor, cuando vi que de ése rumbo venía un grupo de hombres y mujeres gritando con picos, machetes y palos.


En eso llegan seis soldados y dos oficiales de la fuerza aérea alemana en sus uniformes gris-azul y el capitán y el teniente les dijeron  a los soldados, que ellos se hacían cargo de mí.


Estos traían metralletas y muy a la fuerza me cedieron los soldados a los oficiales de la fuerza aérea, en eso, ya los parientes del muertito estaban como a 50 metros y el teniente levantó la metralleta y disparó sobre las cabezas de la gente que se aproximaba gritando y él a su vez gritó: 

“Halt”

Y todos se tiraron al suelo pecho a tierra y me dijo en inglés: 

“corramos para alejarnos de esta gente” 

y salimos corriendo junto con los soldados por unos 800 metros.


Me llevaron a un pueblito llamado “GADAU” de calles de piedra bola, como en los pueblos del sur de México y ahí me metieron a un edificio blanco que tenía la suástica nazi en el frente.


Me metieron a una oficina donde había un cauch de piel azul y se salieron cerrando la puerta, como me había levantado a las 4,30 a. m. 

Y volado con oxigeno, situación que quema mucha energía al cuerpo, situación por la cual además me hizo sentir muy cansado y  me acosté y me quedé dormido y me despertaron con una patada en el estómago. 

Un oficial de la GESTAPO con su uniforme negro y la banda de la suástica en el brazo, me gritó: 

“póngase de pié y firme ante un oficial Alemán”

Ya me paré y me puse firme y me dice: 

“me vas a dar información que te voy a pedir”

Le contesté: 

“tengo órdenes de no darte más que mi nombre y grado y número de serie”

 me puso una cachetada y pensé en pegarle, pero luego recapacité y decidí no levantar la mano, pero le llamé la atención 

“usted tiene que respetarme, yo soy oficial de la fuerza aérea de los Estados Unidos de Norteamérica”

Se soltó riendo y me dijo: 

“estas en mis manos, puedo hacer contigo lo que quiera......

¿qué avión volabas?

¿Dónde es tu base?

¿cuantos tripulantes eran en tu tripulación?

Le contesté 

“no puedo decirle”

¿cuántas misiones de combate llevas?

Le contesté 

“no puedo decirle”

Pero usted debe de saber que avión volaba, pues me derribaron y me dijo: 

“mira, todo lo que tu me puedas decir yo ya lo tengo anotado aquí”

Yo hasta me sonreí y pensé que estaba loco y sacó un libro y se me queda viendo a los ojos y me dice: 

“ Tú estas en el grupo 458, escuadrón 754 de la octava fuerza aérea y esta es tu tercera misión.....”, 

yo sentí escalofríos y continuó diciendo..... el comandante de tu Base es el Coronel Isbell, que terminó dos tours de 25 misiones y ahora está de comandante y el sub-comandante de tu escuadrón es el Mayor Hinkley, un pelirrojo, con muy mal carácter.....” 

y todo esto era cierto, y me dice 

“ves que si conocemos a cada uno de ustedes, Solo quiero que firmes aquí abajo confirmando lo que tengo aquí y si no me das la información que necesito, te voy a mandar a Dulagluft, Frankfurt a que te saquen  la información a la fuerza......”

Después de esto, me mandaron con un grupo de unos 80 que habíamos pasado por lo mismo en tren carguero de Kiel a Frankfurt.


Arribando a Frankfurt nos internaron en celdas y nos fueron interrogando uno por uno, cuando llegó mi turno, me toco un teniente y me dijo 

“necesito que conteste todas las preguntas que están en esta hoja”

La vi y principié a llenar las preguntas donde pedían mi nombre, dirección, nombre de mis padres y luego ya se convirtieron en preguntas militares que no debía contestar, así es que donde decía firma, firme con una cruz y al ver el teniente la hoja se volteó enfadado y me gritó: 

“no la llenaste”, “si”

“le dije ... Llené lo necesario para que avisen a Ginebra, la Cruz Roja Internacional y ellos a Washington y ellos a  mis padres que estoy prisionero aquí en Alemania”  

“te voy a mandar al cuarto de solitarios” 

y así fue.

Me metieron en un cuartito de metro y medio de ancho por dos metros y medio de largo, sin ventanas, ni luz y con paja en el piso como colchón; pasaron las horas y tenía hambre y sed, así es que toque la puerta varias veces, pero ni  caso me hicieron.

Comenzaron a calentar el cuartito, hasta que sientes que no puedes respirar y viene la desesperación, que es lo que ellos querían y me quedé dormido.

Al día siguiente escuche ruido en la puerta y me asalto el corazón de gusto y al abrir la puerta la luz del día me encandiló y no pude ver por un rato.

Me llevaron seis soldados armados con sus fusiles a otro edificio y me metieron a una oficina, donde estaba un oficial pelirrojo, con el grado de mayor, me ordenó, que me sentara y en perfecto inglés me preguntó, que por que no contestaba las preguntas y le dije, ya les di la información necesaria, para que informen a Ginebra, que estoy vivo y las otras no las conteste, por que son militares.

Me dice, 

¿y tu crees, que no tengo ésa información?

Pues no creo que la tenga, le conteste.


Enseguida saco un libro de un cajón del escritorio y me pregunta

 ¿qué te parecen las mujeres alemanas? 

Le conteste, de las dos que recientemente vi, una me tiró una escoba y la otra el trapeador.


Ya verás, apretó un botón de su escritorio y entró 

“Venus”

Una preciosa mujer, alta de pelo negro, muy blanca, de ojos azules y un “cuerpazo”.


¿Qué te parece? 

Muy bonita y la estuve tocando para ver si era cierta tanta belleza y me dice el Mayor 

¿te gustaría ir a un cabaret a bailar con ella y pasar la noche en su departamento?


En SALT Lake City y Daytona, en U. S. A., nos habían pasado películas instructivas, donde indicaban que si te llevan a un cabaret y en lo que te paras a bailar, la bella dama deshaciéndose por conquistarte, daba tiempo para que otros del equipo de contraespionaje, le agregan una pastillita en tu bebida, para cuando vuelves y te sientas y sigues tomando tu bebida, de rato, este equipo policiaco, te hace preguntas y tu hasta hablas solo y las contestas, sin darte cuenta, que estas drogado.


Le dije al Mayor, está preciosa la muñeca, pero no me interesa.

¿qué te pasa, que no eres hombre? 

Bueno...  dice el mayor, ahora en perfecto castellano, tu tienes sangre alemana, pues tu abuela materna es Florence Strasburger, casada con el general Jesús Carranza, e hija de Jacob Strasburger de Hamburgo.


Ya sé que eres de familias muy conocidas y distinguidas de México, pues tu familiar el Capitán Emilio Carranza realizó un vuelo de sin escalas de México a Washington y el General Alberto Salinas Carranza, tu tío, es uno de los que iniciaron la Fuerza Aérea Mexicana, así es que como ves, conozco tu pasado y tu familia.


Me quedé con los ojos cuadrados y me preguntaba como era posible que tengan toda esa información, pero luego me puse a pensar que durante mis entrenamientos en la Fuerza Aérea, me habían entrevistado en varias ocasiones por la prensa de E. U. A., por que de alguna forma se informaron que Don Venustiano Carranza era mi tío abuelo, que el General Jesús Carranza era mi abuelo, que Emilio Carranza era mi tío y que los Generales Alberto y Gustavo Salinas, iniciadores de la Fuerza Aérea Mexicana y actuales directores de Aeronáutica civil y Jefe de la Fuerza Aérea Mexicana eran mis tíos.


Por tal razón en varias ocasiones aparecí en el periódico local en donde estaba la Base Aérea en que estaba tomando el entrenamiento, en dichos reportajes se mencionaba, que era yo descendiente de grandes personajes mexicanos.


Todo esto que salía en los periódicos lo recortaban los espías nazis ubicados en México y los Estados Unidos de Norteamérica.

El Mayor me dijo: 

“si me das la información que te pido, te voy a mandar a un campo de concentración donde tendrás biblioteca, alberca, buena comida, para que descanses el resto de la guerra; de lo contrario, te voy a torturar hasta que me des la información que te pido”

“Pues siento mucho, pero yo no puedo darle la información militar y recuerde que la Convención de Ginebra, nos protege a todos los prisioneros de guerra”

Se soltó riendo y dijo: 

“yo puedo hacer contigo lo que yo quiera” 

y me mando a una celda junto con otros 20 prisioneros. De ahí nos fueron llamando uno por uno, y cuando llegó mi turno, me encerraron en una celda chiquita sin ventanas y empezaron a calentarla. 

Al sentir el calor me quité la ropa y me acosté en el suelo con tremendo calor. 

Empecé a sudar profundamente e inicia la desesperación al sentir que no podía respirar por el aire caliente y gritaba sáquenme de aquí, hasta que me desmayé y cuando volví en mi, sentí frío y me puse la ropa y así en la oscuridad pase muchas horas y días y me vino una desesperación tremenda que pensé, en darles la información que querían, que era la nueva mira de bombardeo que teníamos que era de Nordine, que fue el principio del Radar, por que con esta mira podíamos volar en mal tiempo y la mira podía atravesar las nubes, llegar a la tierra y regresar los rayos a la mira y presentarse en la pantalla la tierra que íbamos sobrevolando, lo que en meses anteriores de ataques aéreos nuestros no ocurría.


Me sacaron del cuartito y quedé ciego temporalmente por la luz del sol y luego me llevaron con el Mayor otra vez y me dijo: 

“apenas estamos comenzando contigo”

¿ me vas a dar la información que te pedí?

Le conteste. 

“no señor, no le doy nada aunque me mate” 

y enseguida el Mayor me dice: 

“pues precisamente, es lo que te iba a decir, que te voy a mandar fusilar como espía, pues tu no eres americano, aquí tengo tu credencial que dice, que eres ingeniero mecánico francés y que te llamas Jeane  La Ponte”.


En Inglaterra, nos dieron estas identificaciones o credenciales enmicadas, para que, si podíamos escapar con ayuda de los franceses, pudiéramos identificarnos como franceses ante los alemanes. 

“usted sabe muy bien que soy oficial americano” 

y dice el Mayor.

 “pues yo me baso en esta identificación francesa, así es que te voy a fusilar” 

y le digo al Mayor

 “va usted en contra del reglamento de Ginebra, que establece el buen trato a los prisioneros de guerra”.


Me sacaron a un corralón donde había cuatro postes y en la pared toda ella se veía llena de agujeros de balas y me amarraron a un poste, y me iban a poner una tapa en los ojos, para que no viera, pero pensé cierro los ojos y no veo; antes de cerrar los ojos vi frente al paredón a cinco soldados con rifles que listos me apuntaron y le dije a mi Diosito se me acabó el tiempo y escuche el mando 

“Dichdan" al Mayor Everex, (así lo escuché) y me encomendé a Dios y le dije ahí te voy, perdona mis pecados, cerré los ojos, esperando los impactos de las balas en mi pecho, pero no sentía nada y abrí los ojos y los soldados tenían los rifles en descanso.


Luego me condujeron con el Mayor nuevamente y me pregunta 

¿qué se siente morir? 

Y se me soltó la lengua con maldiciones en inglés y en español.
Y me sacaron a un corralón donde había unos 200 muchachos que también habían pasado por el mismo interrogatorio y todos felices y felicitándonos unos a otros.

Yo le di gracias a Dios por haberme sacado  hasta ahora de todos estos problemas y me puse en sus manos para que se hiciera en mí su voluntad. 

Desgraciadamente el hombre, tiene que estar presionado en algún problema para acordarse de Dios, pero así somos los humanos y yo  aún no conocía el amor y el poder de Dios nuestro Señor, pero fue una de mis primeras lecciones.

 

               Mi Experiencia Como Prisionero De Guerra


Nos sacaron  a todos del corralón de la Luftwaffe y nos llevaron a la estación del ferrocarril, ahí nos subieron en furgones de carga, casi  todos íbamos  parados y cerraron la puerta y empezó esta nueva etapa de mi vida como prisionero de guerra.

Fueron dos días y medio encerrados, y cuando teníamos la necesidad de orinar o defecar, lo hacíamos en los pantalones y esa suciedad se escurría al piso, con tremendo hedor y el calor humano con cinco días sin bañarnos era pesado.

Llegamos a Stetin, que es un puerto del Báltico y todos felices de poder caminar y estar vivos, pero en el trayecto de Berlín a Stetin, nos paramos cinco veces por los bombardeos aéreos de nuestros aviones sobre Alemania, de veras es tremendo sentir el temblor de la tierra donde explotan las bombas y las sirenas a todo volumen, también sabíamos que después de una misión de bombardeo al dejar caer las bombas los aviones cazas P-51, P-38, P-47 y P-39 que nos escoltaban al objetivo, después de soltar las bombas, se bajaban a raz del suelo a destruir principalmente trenes de ferrocarril, puentes,  cañones antiaéreos, convoyes militares en las carreteras, así es que cada vez que oíamos la sirena, se paraba el tren, estábamos con un miedo tremendo de que no fueran a ametrallarnos nuestros propios aviones, pero gracias a Dios llegamos a Stetin, sin ese problema.


Al bajar del tren había una llave de agua abierta y nos lanzamos a tomar agua desesperadamente y fue cuando me di cuanta de lo animal que es el hombre, pues en una situación como esta, era para que nos organizáramos y poder tomar cada uno su porción y no amontonados peleando por ser el primero.


Éramos unos 300 prisioneros y los alemanes con los rifles con la bayoneta calada nos empezaron a guiar por un camino de tierra y si aflojábamos el paso nos picaba con la bayoneta. 

Todos en nuestro interior queríamos creer lo que nos había dicho el oficial que nos interrogó, que tendríamos buena cama, biblioteca, alberca, comida, etc., pero en realidad pensé que era lógico que no tuviéramos estas comodidades.

Fueron 18 kilómetros los que caminamos y al dar la vuelta a la izquierda del camino, vimos el campo de concentración Stalagluft, todo alambrado al derredor con alambre de púas y guardias con metralletas y un perro pastor alemán entrenado para matar. 

Eran unas 50 hectáreas la superficie del campamento y dentro las 10 barracas con unos 200 hombres en cada una, haciendo un total de 2,000 prisioneros.


 A nuestro arribo, había unos cuantos prisioneros viéndonos llegar con los ojos idos y sus cuerpos cadavéricos. ¡oh! decepción, se nos cayó el corazón al suelo. Nos metieron a un edificio donde había un salón muy grandote y soldados fortachones y fueron llamando los hombres hasta que llamó a un Goldsmith y le dijo: 

“De un paso al frente” 

Y el soldado traía un rifle en las manos y le pregunto a Goldsmith

 ¿qué es esto en mis manos? 

“un rifle” le contestó, y de inmediato le pegó con la cacha del rifle, en la mandíbula izquierda tumbándolo al suelo, luego con la cacha, le seguía pegando en la cabeza, hasta que se le salieron los ojos de las cuencas y todo sangrado y con convulsiones murió frente a nuestro asombro y terror.


Grito el soldado
"aquí odiamos a los judíos”

Todos estábamos asustados y yo pensé 

“que bueno que me apellido Cárdenas” 

y así fue nuestro recibimiento a StalagLuft IV (campo de concentración de la fuerza Aérea No. 4).


Nos asignaron las barracas y a mí me toco la número 3, cada cuarto tenía literas de 3 camas cada uno y había cuatro literas en cada cuarto (para 12 hombres) y al final de la barraca había una letrina de pozo de seis agujeros, hechos de tablas de madera. 

Todos los días venía un carretón de bueyes con un tanque y una bomba con su manguera de unas 10 pulgadas de diámetro, manejada por dos prisioneros rusos, metían la manguera al pozo y al arrancar el motor de la bomba hacía una explosión fuerte y succionaba todo el excremento. 

Al ir entrando al campo con ansia preguntábamos a los de adentro 

¿ qué hay de comer? 

Y nos contestaron 

“nada, nosotros tenemos una semana tomando solo agua” 

y me dije, hay  que noticia con el hambre y sed que traía. Después de organizarnos, quedé, como comandante de la tercera barraca o sea el tercer Escuadrón. 

Así inicie mi vida como prisionero de guerra. 

Tomábamos agua a cada rato para que se nos quitara el hambre, a la semana de estar en el campo era tan grande el clamor de todos contra los alemanes por la falta de comida, que nos trajeron un camión lleno de papas solamente, que teníamos que pelarlas y regresar la cáscara, que creo ellos hacían papel con ellas.

Al principio yo sentía gusto por que ya no tenía que combatir y era cuestión de programar mi día para no aburrirme, pero al mes principiaron los problemas psíquicos, por que el principal pasatiempo era estarnos acordando de nuestras familias, nuestras novias y se les veían los ojos vidriosos a los muchachos y al rato salto uno la barda de protección de un metro y empezó a treparse a la cerca de alambre de púas, que tenía otros cinco metros de alto, entre ambas quedaba un espacio de 3 metros y esta ultima alambrada o exterior era la exterior, entre las dos alambradas había una torre de unos 15 metros de alto, con una plataforma y dos soldados alemanes con faros y ametralladoras, este primer prisionero que lo intentó gritando 

“tengo que salir de aquí” 

y al llegar al alambre superior lo acribillaron a balazos los alemanes y lo descolgaron y lo pusieron en la puerta de la letrina grande que estaba frente a las barracas,  en el centro del campo donde nos formábamos para pasar inspección y lista y que cada uno de nosotros teníamos que brincar al entrar a la letrina, hasta que al tercer día ya apestaba el muertito, pero los alemanes lo dejaron así para que sirviera de ejemplo para el resto de nosotros. 

Y así fueron queriendo brincar la alambrada otros tres más que mataron los alemanes. 

Pasado cierto tiempo y después de meditarlo, fui a platicar con el comandante de nuestra barraca y ofrecerme para dar clases de español, le dije que yo era de México y aunque no teníamos lápiz ni papel, podría darles conversación, le gusto mucho la idea y fuimos a cada barraca a ver cuantos se interesaban y fueron muchos. 

El lunes se puso como día de inicio de clases a las 10.00 a. m.  Y tenía que tener un alemán, que supiera español, pendiente de las clases, por que estaba prohibido congregarse en grupo si no había interprete. 

Cuando llegué al patio que se había escogido para las clases, me sorprendí de sobre manera, por que eran unos 300 muchachos, yo los salude a todos “good morning gentlemen” “buenos días caballeros” en español “a ver tú...  uno de los muchachos, que estaba cerca de mi”...  “di buenos días caballeros” y así empezaron a practicar el español que yo preparaba todos los días, para que las clases fueran más o menos interesantes. 

El clamor general era 

“platica de las señoritas” 

y yo les platicaba, que las costumbres en México, eran diferentes a Estados Unidos de Norteamérica.

Por que no podías salir con una muchacha sola, sino que tenías que llevar chaperón

 “oh, que mal esta eso”

¿son fáciles de conquistar? “no” les dije  “ es más difícil, por que ustedes conocen una muchacha y luego, luego se acuestan con ella y allá no.

Necesitas hacerla tu novia, que sus padres te conozcan, no faltarles al respeto y de vez en cuando le robas un besito”

 “ uuh, que aburrido” 

“...y así va madurando tu noviazgo hasta que deciden casarse”, “no, pues esta más fácil con nosotros, por que te acuestas con ella y si te gusta y nos hallamos, nos casamos y si en el matrimonio tenemos problemas, pues nos divorciamos y buscamos otra”.

Les platicaba de las costumbres mexicanas y en muchas cosas no estaban de acuerdo por el tiempo que se pierde, pero les decía 

“el respeto a la mujer y a los padres, es primordial, ustedes, ya de los 16 años, se salen de sus casas para no volver”

 y alguien dijo por ahí 

“pues quién aguanta los pleitos de nuestros padres”

No nos atienden de chicos, dijo otro, y otro más dice, 

“por que los dos trabaja y no atienden a los niños cuando estos llegan de la escuela y no hay nadie en casa que los atienda si estos tienen hambre, casi siempre ellos mismos tienen que alimentarse solos”.

Para nosotros en México, por lo general, la mujer no trabaja, es solo ama de casa y atiende a sus hijos en todas sus necesidades y en muchos casos se cuenta con servidumbre, empleados o sirvientes como se le quiera llamar.

(Espacio, con el final que dejó pendiente de dictar...)

FIN.
 


Descanse en Paz, este Guerrero del Aire, de la Segunda Guerra Mundial, nacido en México, familiar de la gran figura que fue; Don Venustiano Carranza, en la Historia de la Revolución Mexicana, mismo que llegó a Presidente de México y que también fue un Guerrero incansable por la Libertad y Progreso de México

Invitación a ver nuestra publicación del 20-Nov-2013.

http://conquistadordeltiempo.blogspot.mx/search?q=alejandro+c%C3%A1rdenas+carranza

Continuará:...