lunes, 22 de octubre de 2012

Los Intrépidos Pilotos del Avión Español El Cuatro Vientos


AVIACIÓN
LOS INTRÉPIDOS PILOTOS DEL AVIÓN ESPAÑOL 
"EL CUATRO VIENTOS"



El Museo Nacional de la Aviación y el Espacio, la Ciencia y la Tecnología, siguiendo con su estrategia de rendir homenaje y reconocimiento a todos aquellos intrépidos y audaces aguiluchos, que arriesgaron todo, inclusive su propia vida por el ansia de probar la libertad del vuelo, que les daba la libertad de surcar los aires y viajar a lugares distantes.

Hoy estamos recordando a estos dos ciudadanos españoles, que en aras de un sueño y acercamiento entre España y México; perdieron la vida, pero ganaron un lugar en el Olímpo de la historia de la aviación mundial, al escribir sus nombres con letras de oro junto con muchos de los escogidos, que han hecho que la aviación en el ámbito militar y civil, haya llegado a los alcances maravillosos en lo que se encuentra hoy a nivel mundial y que a sido base para la conquista del espacio exterior; que es el propósito soñado por la presente humanidad.


Breguet XIX GR Cuatro Vientos

El día 10 de Junio de 1933, a las 4:35 a.m., despegó del aeropuerto de Tablada, en Sevilla, el prometedor y formidable (según la prensa) avión Cuatro Vientos, tripulado por dos pilotos extraordinarios: Mariano Barberán y Joaquín Collar Serra, con la pretensión de atravesar el Atlántico Central (Sevilla-Camaguey-La Habana-Ciudad de México).

Construcción del Cuatro Vientos en las instalaciones de CASA en Getafe, Madrid.
Fuente: www.flicker.com/photos/portalaire/2647070600 

El avión era un Breguet XIX GR (Gran Raid) Super-Bidón, sesquiplano, con motor Hispano Suiza 12 Nb de 650 caballos y 12 cilindros en V. Fue fabricado especialmente para la ocasión, ampliando aun más la capacidad de su gran depósito, lo cual dada su posición en el centro de la estructura equivalía casi a rediseñar por completo el avión.

Llevaron 5.000 litros de gasolina en 8 depósitos y 200 de aceite. Tenía la cabina cerrada y un panel de instrumentos muy completo con instrumentos de motor, dos brújulas, un altímetro, variómetro, reloj, integral de vuelo con anemómetro, indicador de virajes y de inclinación transversal.

Sus dimensiones eran:

envergadura: 18:30 m
longitud: 10'70 m
altura: 04:08 m
peso en vacío: 1.990 kg
peso total: 6.320 kg
velocidad máxima: 230 km/h
techo: 6.500 m
alcance: 8.500 km
A fin de aligerar en lo posible el peso, no llevaban equipos de radio.


Réplica del CASA Breguet XIX SB ''Cuatro Vientos"


Capitán. D. Mariano Barberán Trós de Ilarduya

Mariano Barberán Nació en Guadalajara, en 1895. Ingresó en la academia militar de Ingenieros en 1910 y en 1916 construía carreteras en Marruecos. En 1919 se hizo observador de aeroplanos y en 1923 logró el título de piloto.
Estudió topografía y hacía experimentos con aparatos eléctricos así como estudios de navegación aérea con ondas radioeléctricas. Se arriesgaba la vida volando y soñaba con hacer un vuelo trasatlántico hacia América.

Teniente. D. Joaquín Collar Sierra

Joaquín Collar Serra nació en Figueras, en 1907, era profesor de la Escuela de Caza de Alcalá, y había alcanzado gran notoriedad en la sublevación republicana del Aeródromo de Cuatro Vientos. Había estado destinado en el Sahara en 1930, y era un extraordinario cazador y tirador.

Después de cuarenta horas de vuelo, y de haber recorrido unos 8.000 kilómetros, aterrizaron en Camagüey, habiendo vencido los 6.300 kilómetros del Atlántico Central, la ruta más difícil que tardaría tiempo en ser superada nuevamente. Un día después La Habana les tributó un rendimiento grandioso.

El 20 de Junio despegaron hacia México DF. Llovía pero la climatología no era desfavorable para la navegación. El plan de Barberán era atravesar los 120 kilómetros del estrecho de Yucatán y hacer la mayor parte del recorrido siguiendo el trazado del ferrocarril hasta México DF, según declaraciones que hizo en La Habana al mecánico Modesto Madariaga, mientras le revisaba el avión y reparaba el depósito grande, que sufría alguna pérdida.


Mapa de la Ruta del Cuatro Vientos


Por lo que hoy se sabe, el problema que se les presentó fue que nadie les había hablado de que existían dos vías de ferrocarril y siguieron la equivocada. Pasaron por Dzitás a las 8:50, por Ticul a las 9:10, por Chapotón a las 9:55, por Carmen a la 10:45, por Villahermosa a las 11:35. Allí se cruzaron con el avión de la Pan Am, cuyos tripulantes le vieron volar a gran velocidad hacia el sur.

Barberán abandonó la vía férrea para evitarse las mil revueltas que necesitaba el ferrocarril para salvar aquella orografía tan escabrosa y penetró en el valle de la Cuacamaya, cuya humedad produce profundas nieblas. El aparato debió rozar las copas de los árboles y tuvo que efectuar un aterrizaje forzado. Diversos testigos le vieron descender “como si quisiera aterrizar entre la lluvia”.

El depósito del avión era la pieza más delicada, pues al formar parte del fuselaje debía absorber los esfuerzos correspondientes en los momentos más críticos: los despegues y los aterrizajes. Por tanto, si el avión tuvo una pérdida de combustible, o si chocó con las copas de los árboles y tuvo que hacer un aterrizaje forzoso


A finales de Junio de 1933 nuestro embajador en México, Álvarez del Vayo, se expresó así en el aeródromo de Balbuena:

«Cualquiera que fuese el desenlace, Barberán y Collar son ya desde hace días tan vuestros como nuestros, tan de México como de España, y que en la historia desoladora de tanta vida destrozada en el odio y guerrear de las naciones, esas dos vidas y la conducta de México sirvan de “lección permanente de solidaridad entre los pueblos”».


Continuará:...